Muy cierto es que el fervor religioso aflora en Nicaragua para la Semana Santa, pero no se interprete esto como que toda la población se la pasa elevando plegarias y participando de las tradicionales procesiones. De hecho, para la mayoría de los nicaragüenses estas fechas tienen un significado más mundano, menos espiritual: es un tiempo de vacaciones de verano, durante las que se busca descansar, relajarse, divertirse y “bacanalear” (hacer fiesta a lo grande); es por ello que la Semana Santa es también nombrada la “Semana Zángana” por muchos en Nicaragua.
Para la población en general, forma parte tradicional de la Semana Santa las visitas a los diferentes balnearios en todos los puntos del país. Tanto los habitantes de las ciudades como de las áreas rurales se dirigen durante uno o varios días a playas en el mar, el lago de Nicaragua, las lagunas o los diferentes ríos. Es comprensible, tomando en cuenta el verano tropical y sus calores extremos en esta temporada del año.
Generalmente, sobre todo en la región de la costa pacífica, las ciudades se observan bastante vacías durante los últimos días de la Semana Santa. En cambio, pueblos costeros generalmente despoblados son invadidos por miles de veraneantes.
El pequeño pueblo de San Juan del Sur es uno de los sitios preferidos por la juventud nicaragüense para “bacanalear” en Semana Santa. Miles de visitantes provenientes de distintos puntos del país llegan desde los primeros días.
Los hoteles se abarrotan de huéspedes y los lugareños encuentran un buena ocasión para hacerse de dinero alquilando habitaciones en sus casas, o la casa completa. Las fiestas más grandes se realizan a partir del miércoles.
A lo largo de toda la costa y en otros puntos del pueblo, los bares y restaurantes están colmados de visitantes y se instalan en la playa discotecas y escenarios en los que se presentan artistas nacionales e internacionales. En las noches (y también en el día), hay derroche de cerveza, ron y fiesta latina. En el día, la playa es escenario de concursos y competencias deportivas.
Aunque el bacanal es en menor escala, playas muy visitadas son también Poneloya, Jiquilillo y Miramar.
Para la población en general, forma parte tradicional de la Semana Santa las visitas a los diferentes balnearios en todos los puntos del país. Tanto los habitantes de las ciudades como de las áreas rurales se dirigen durante uno o varios días a playas en el mar, el lago de Nicaragua, las lagunas o los diferentes ríos. Es comprensible, tomando en cuenta el verano tropical y sus calores extremos en esta temporada del año.
Generalmente, sobre todo en la región de la costa pacífica, las ciudades se observan bastante vacías durante los últimos días de la Semana Santa. En cambio, pueblos costeros generalmente despoblados son invadidos por miles de veraneantes.
El pequeño pueblo de San Juan del Sur es uno de los sitios preferidos por la juventud nicaragüense para “bacanalear” en Semana Santa. Miles de visitantes provenientes de distintos puntos del país llegan desde los primeros días.
Los hoteles se abarrotan de huéspedes y los lugareños encuentran un buena ocasión para hacerse de dinero alquilando habitaciones en sus casas, o la casa completa. Las fiestas más grandes se realizan a partir del miércoles.
A lo largo de toda la costa y en otros puntos del pueblo, los bares y restaurantes están colmados de visitantes y se instalan en la playa discotecas y escenarios en los que se presentan artistas nacionales e internacionales. En las noches (y también en el día), hay derroche de cerveza, ron y fiesta latina. En el día, la playa es escenario de concursos y competencias deportivas.
Aunque el bacanal es en menor escala, playas muy visitadas son también Poneloya, Jiquilillo y Miramar.
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